El 30 de noviembre de 2021 el Profesor Juan Pachas Lituma, docente jubilado de nuestra Alma Máter, cumplirá 50 años de graduado como abogado, integrando la XIII Promoción, egresada de la entonces Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo. La promoción tuvo como nominante al Doctor Federico Landa Arroyal.
El Prof. Pachas ha tenido el propósito de realizar algunas publicaciones, en sus propias palabras, en primer lugar, para “identificar el símbolo de todas mis publicaciones relacionadas al referido cincuentenario; en segundo lugar para homenajear a dos instituciones, nuestra querida Universidad de Carabobo y nuestro Colegio de Abogados del estado Carabobo; en tercer lugar, en el entendido que todos mis profesores son dignos de ser reconocidos, no obstante, deseo dedicar unas líneas a quienes, entre ellos, impactaron en mi vida, como estudiante, luego como profesional del derecho, especialmente en el área del Derecho Público, como ser humano, asimilando y compartiendo criterios humanistas, también por nuestras vivencias, por lo que de ellos aprendí, por lo que caminamos juntos y quedó para siempre en mi formación y en mi corazón, y por supuesto allí estará el mejor sentimiento por mi padrino Doctor Federico Landa Arroyal”.
El Profesor Pachas, en su cuenta de Facebook, inició la publicación de estas reseñas el día 30 de mayo, así como lo propagó el 30 de junio y julio, para continuarlo en agosto, septiembre y octubre, y de este modo concluirlo el 30 de noviembre de 2021, fecha del cincuentenario de su graduación, con un escrito en reconocimiento a sus compañeros de promoción. Como bien señala el Dr. Juan Pachas: “esta será mi forma de celebrar mis cincuenta años de vida profesional, ratificando mi amor por la gente, por lo que alcancé, lo que hice, lo que hago y lo que seguramente haré hasta el final de mis días”.
En lo específico, la publicación del Dr. Pachas Lituma, del 30 de julio de 2021, estuvo dedicada al gran maestro e ilustre Exrector de nuestra Casa de Estudios, el Dr. Aníbal José Rueda, quien hoy 30 de agosto de 2021 está cumpliendo 63 años de graduado, el cual ha dado a la jurisprudencia venezolana un aporte de vital trascendencia. El Profesor Aníbal Rueda fue el primer abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela (año 1958).
En una fecha tan significativa, desde el Vicerrectorado Académico de la Universidad de Carabobo felicitamos la memoria viviente de este ilustre personaje; y la mejor vía para celebrarlo, es mediante la lectura narrativa que el Profesor Juan Pachas Lituma nos ha permitido compartir con nuestra comunidad universitaria.
El símbolo que escogió el Prof. Juan Pachas, para sus publicaciones, se trata de una obra artística de valor, el mural “Alegoría del Centenario” del dibujante, vitralista, muralista, escultor y escritor, Prof. Miguel Oswaldo Cabrera Reyes, inaugurada en 1994, por la Junta Directiva del Colegio de Abogados del estado Carabobo, que tuvo el honor de presidir.
La obra se encuentra en el salón principal del Colegio de Abogados del estado Carabobo, en Las Clavellinas, bautizado como el “Salón Centenario”, durante la programación con motivo del Centenario de esa institución. El trabajo reúne un collage y un dibujo, en acrílico sobre tela, pegados en la pared izquierda del salón, frente al mural del maestro Eulalio Toledo Tovar, profesor de Educación Artística, en el Liceo Pedro Gual, quien hizo la presentación del artista Miguel Oswaldo Cabrera Reyes, en el acto de la develación de la obra, que constituye motivo de admiración para los visitantes del recinto. Este mural representa la misión tanto de la Universidad de Carabobo, como del Colegio de Abogados del estado Carabobo, ambas instituciones centenarias.
ESCRITO POR EL PROFESOR DR. JUAN PACHAS LITUMA
Una de las personas que tuve, por ventura, cerca de mí, no solo en mi época de estudiante (1967-1971) sino incluso ya graduado e incorporado yo a la docencia universitaria (1974), fue el Doctor Aníbal José Rueda, todo un personaje, con una historia, convincente y coherente, de logros profesionales y experiencias, diversas y exitosas, en el quehacer educativo, como maestro de escuela y profesor en la educación media; en lo universitario, en sus facetas docente y administrativa; en lo gremial, con su participación en el Colegio de Abogados del estado Carabobo; también en la administración pública estadal y en la administración de justicia; así como en su obra escrita.
Veremos cómo el Doctor Aníbal José Rueda influyó en mi formación profesional, en la toma de mis decisiones para el progreso profesional, reconociéndome, de alguna manera, como reflejo de su persona. He sido afortunado y, no hoy, siempre, se ha hecho realidad en mí, la frase atribuida a Lao Tse…: “La gratitud es la memoria del corazón” …, lo que ahora escribo y comparto siempre ha estado en mis sentimientos.
Aníbal José Rueda, nació el 20 de marzo de 1933, en Valencia, estado Carabobo, en época ya final de la dictadura de Juan Vicente Gómez; sus estudios del bachillerato (1948-1952), también en dictadura, la de Marcos Pérez Jiménez, los realizó en el Liceo Pedro Gual de Valencia; y sus estudios universitarios (1952-1958), en la carrera de derecho, igualmente en tiempos de dictadura e inicio del experimento democrático, los realizó, parte en la ciudad de Valencia, en la Escuela de Derecho Miguel José Sanz, adscrita en ese entonces a la Universidad Central de Venezuela (UCV), parte en la ciudad de Caracas, recibiendo su título de Abogado, de la nombrada Universidad, el 30 de agosto de 1958, a escasos siete meses de haber caído la dictadura, integrando la Promoción de Abogados, que llevó por nombre…, “LIBERTAD”.
No es tarea fácil presentar la hoja de vida del Doctor Aníbal José Rueda, lo intentaremos. Recién egresado, se desempeñó como Síndico Procurador Municipal (1958-1959) en los entonces Distritos Montalbán y Guacara del estado Carabobo; posteriormente Consultor Jurídico del Instituto Agrario Nacional (1960); y vivió una experiencia política, como Senador suplente (1960-1961) por el estado Carabobo.
Su inquietud por su formación, le llevó a cursar estudios en la Universidad Complutense de Madrid, en Diplomados (1961-1962), cuyas materias marcarían, no solamente, su destino docente universitario en Venezuela, sino incluso su elección de posterior trabajo para su doctorado, se trataba del Derecho Administrativo, el Derecho Internacional Público y Privado, como los integraban en España, y el Derecho Aeronáutico y Espacial, esto le llevó a asumir en la Escuela de Derecho, Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo, las Cátedras de Derecho Administrativo II y Derecho Internacional Público, actuando, además, como Jefe de Cátedra y Jefe del Departamento de Derecho Público, experiencias que le permitieron, posteriormente, participar no solo en la Universidad de Carabobo, sino en distintas Universidades públicas y privadas, como profesor de postgrado.
A su regreso al país, culminó con éxito su Tesis titulada “La Legislación Venezolana ante los Convenios Aéreos Internacionales”, para optar al Título de Doctor en Derecho, la tesis fue aprobada por el Jurado constituido, otorgándole la Mención “Excelente” y recomendando a las autoridades correspondientes, su publicación, por su valor excepcional, derivado de la materia poco tratada en la bibliografía jurídica patria y de exigua formulación legal, y cuyo tema fue expuesto por el aspirante, en forma clara, sistemática, con base documental en amplia bibliografía internacional.
Así alcanzó el Título de Doctor en Derecho de nuestra ilustre Universidad de Carabobo (1963), y en ella, por dos períodos consecutivos (1962-1965; 1965-1968) se desempeñó como Director de la Escuela de Derecho; inmediatamente asumió el Decanato de la Facultad de Derecho (1968), en carácter de encargado; y alcanzó el más alto nivel administrativo de la Universidad, como Vice-Rector (1968-1972), y luego Rector (1972-1976). Al concluir el rectorado de la Universidad de Carabobo, incursionó en la administración pública estadal, como Gobernador del estado Aragua (1977-1979); y al final de esta última experiencia, dio inicio a una ingente carrera judicial, primero como Juez Superior Primero, en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo, Menores de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo (1979-1982); posteriormente como Magistrado Presidente de la Corte Primera en lo Contencioso Administrativo (1983-1985); luego Magistrado Suplente de la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia (1985), y finalmente como Magistrado Presidente de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, hasta la disolución del Alto Tribunal de la República (1999).
De acuerdo a lo anteriormente descrito, alcanzó las condiciones de Rector Emérito y Magistrado Emérito. Entre las distinciones académicas de gran relevancia, del Doctor Aníbal José Rueda, encontramos la de Doctor Honoris Causa de la Universidad Experimental Rómulo Gallegos (1980); Doctor Honoris Causa de la Universidad de Carabobo (2018); y Miembro Colaborador de la Academia de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales.
No podemos pasar por alto su actividad gremial, como dirigente en el Colegio de Abogados del estado Carabobo, quedando registrada su gestión, como Sub-Secretario en la Junta Directiva que presidió el Doctor Jorge Domínguez Nassar (1960) y posteriormente como Presidente del Colegio de Abogados del estado Carabobo (1970). Para concluir esta parte, basta con recordar, sin detallar, que el Doctor Aníbal José Rueda, ha apadrinado varias Promociones de Abogados y tiene en su haber, diversas distinciones, condecoraciones y placas de reconocimiento.
La anterior relación de lo que sería la hoja de vida del Doctor Aníbal José Rueda, nunca estará completa, si no refiero su faceta como maestro alfabetizador de adultos, con tan solo trece (13) años de edad, incorporado al Patronato Plan Nacional de Alfabetización, creado por Decreto Presidencial del 6 de febrero de 1946, en épocas de la Junta Revolucionaria de Gobierno que presidió Rómulo Betancourt, una vez derrocado el Presidente Medina en octubre de 1945. En conversación con el hoy Doctor Aníbal José Rueda, me contaba que su tarea como maestro alfabetizador la cumplió durante unos dos (2) años, en escuelas federales, percibía algunos recursos y le costaba mucho cobrarlos, por ser menor de edad.
No creo equivocarme, pero tal vez esta fue la primera oportunidad que tuvo el niño Aníbal José Rueda, de toparse con la palabra LIBERTAD, y contribuir para que muchos pudieran alcanzarla, y digo LIBERTAD, porque no saber leer ni escribir, no solo es una limitante para el desarrollo individual y social, sino que, como lo recontó la UNESCO --Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura--, la falta de capacidad lectora es una violación a los derechos humanos, priva a las personas, de acceso a la información y cultura escrita, impide la realización de capacidades humanas, el logro de la justicia y el desarrollo económico y social. Estar alfabetizado, saber leer y escribir, como analizara Mabel del Carmen Then, en su ensayo sobre “La Importancia de la Alfabetización” ..., “… abre las puertas para un mañana esperanzador, para librarse de la pobreza tanto mental como económica, hace al ser más pensante, analítico, crítico, creativo, capaz de generar y defender sus ideas, asumir compromisos y aceptar errores”.
En noviembre de 1948, ocurrió el Golpe de Estado Militar que interrumpió la vida política del país, que se venía ensayando, fue derrocado el Presidente Rómulo Gallegos. Para ese año 1948 había registros claros de los Centros Colectivos de Alfabetización de Adultos y los miles de hombres y mujeres inscritos en los Centros de Cultura Popular. Para el año 1956, es decir dentro del período de dictadura (1948-1958), el tema de alfabetización es uno de los ausentes en la Memoria que el Ministerio de Educación presentó al Congreso Nacional en 1957.
El trabajo que el niño Aníbal José Rueda, inició en la educación, como ha quedado descrito, continuó y vinieron nuevas épocas, nuevos años, nuevas oportunidades para él dictar clases, esta vez en las materias Formación Social, Moral y Cívica, así como Filosofía, que en realidad se refería a la Psicología, se trataba del estudio del comportamiento humano, lo que cumplió en instituciones educativas públicas y privadas, incluso siendo Rector de la Universidad de Carabobo (1975), lo recuerdo, porque el Doctor Aníbal José Rueda, me pidió que me incorporara como profesor de esta materia, Filosofía, en el Colegio La Salle de Valencia, donde él tenía una carga horaria con la misma…, no podía negarme, ni como lasallista por mis estudios de primaria y parte del bachillerato en dicho Colegio, ni por mis nexos con quién así me lo pedía, tuve que estudiar mucho para enfrentar ese reto y lo primero que leí fue el libro de Ignacio Burk. Puedo decir que yo también, para esa época, impartía clases en la materia Formación Social, Moral y Cívica en el Colegio San Gabriel Arcángel de Valencia y me dio mucha tristeza, por Venezuela, saber que ya no se estudia la Formación Social, Moral y Cívica, ni la Historia de Venezuela, como la estudié, en el Liceo Pedro Gual de Valencia, en el cual me gradué de Bachiller en Humanidades, en 1966, integrando la Promoción, que llevó por nombre, precisamente…, Rómulo Gallegos, quién no fue un político, fue escritor, educador, y fue electo Presidente de la República, en las primeras elecciones, directas y universales realizadas en Venezuela, ejerció la Presidencia desde el 15 de febrero de 1948 hasta el 24 de noviembre de 1948, cuando, como ha quedado dicho, fue derrocado por un golpe militar. El maestro Rómulo Gallegos partió al encuentro con la vida plena, el 5 de abril de 1969.
Para 1969, me encontraba cursando el tercer año de la carrera, y habíamos aprobado la parte General del Derecho Administrativo, mi profesor en esta parte, lo fue el Doctor Luis Azcunes Párraga, primer Rector de la Universidad de Carabobo, en la época de su reapertura; más en el Derecho Administrativo, en su parte Especial, lo fue el Doctor Aníbal José Rueda, de quien era fácil percibir su sentido de responsabilidad, su puntualidad, su constancia, su hábito de estudio, su nivel intelectual, el alto grado de compromiso con su actividad, el respeto por lo que hacía y por sus destinatarios, y sobre todo su dignidad y su generosidad. El profesor, maestro y doctor Aníbal José Rueda abrió, para mí, la puerta del estudio y formación en la disciplina jurídica, que a él también le sedujo, entonces denominada DERECHO AERONÁUTICO Y DEL ESPACIO. Y ocurrió algo muy importante para la humanidad, el 20 de julio de ese año 1969, la Misión Apolo 11 de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, NASA según sus siglas en inglés, lograba cristalizar la llegada del hombre a la Luna, el comandante Neil Armstrong, los pilotos Edwin F. Aldrin y Michael Collins, fueron los actores del histórico hecho.
Se avivaron, entonces, los temas acerca del estudio del espacio ultraterrestre, ulterior o interplanetario; cómo regular la actividad en este espacio; se perfilaba como un reto, querer evitar una carrera armamentista, cuyas consecuencias ya habían sido experimentadas por el hombre, como fueron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, al final de la segunda guerra mundial.
Se impulsaba la creación de un nuevo derecho, edificado sobre los cimientos del Derecho Internacional, pero transformado en el Derecho Espacial o Cósmico, en el cual el sujeto principal es la Tierra, no el Estado, no una soberanía, sino la comunidad; se empezaba a replantear el tema de explotación de recursos, de cómo regir actividades de los Estados en La Luna y otros cuerpos celestes, bajo la idea de un patrimonio en beneficio de toda la humanidad, respetar el principio de la no apropiación de ese espacio, así como lo indicaba el Tratado correspondiente (19 de diciembre de 1966), según Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En este contexto, ese año 1969, el Instituto de Derecho Privado y Comparado de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad de Carabobo, llamó a Concurso para proveer dos (2) cargos de Preparadores. Concursé junto a estudiantes del cuarto y quinto año de la carrera, gané el concurso, obtuve el primer lugar, con una tesis que abordaba las Consecuencias Jurídicas de la llegada del hombre a La Luna. Allí comenzó para mí, una época de estudios, participación, formación, verdaderamente trascendental y en la que jugó un papel determinante, el Doctor Aníbal José Rueda, quién para ese año 1969 se había incorporado como Consejero de la Asociación Latinoamericana de Derecho Aeronáutico y Espacial (ALADA), con sede en Buenos Aires, Argentina.
En abril de 1970, participé en la ciudad de Miami, Estados Unidos de América, en la Séptima Conferencia Interamericana de Derecho de la Aviación, auspiciada por las Universidades de Miami, EEUU, Carabobo de Venezuela y Morón de Argentina. Ese mismo año 1970, inicié mis estudios de inglés y francés, en los Laboratorios de Idiomas de la Universidad de Carabobo, recuerdo que estos quedaban en la vieja Casona del Rectorado, justo donde hoy funciona el Consejo Universitario, quería leer los textos que en dichos idiomas existían para la época. Se abrieron los Seminarios de Derecho Aéreo, y los cursé.
En junio de 1971, participé en las V Jornadas Iberoamericanas de Derecho Aeronáutico, del Espacio y la Aviación Comercial, celebradas en Valencia, en el recién inaugurado Hotel Intercontinental, y se me permitió como estudiante, al final, intervenir en ellas, la participación de los estudiantes fue muy elogiada por los expertos internacionales asistentes a esas Jornadas. En enero de 1972, luego de mi graduación como Abogado, me incorporé a la oficina personal del Doctor Aníbal José Rueda, quién gentilmente, me había invitado para ello; allí llegó a tener su sede la Sociedad Venezolana de Derecho Aeronáutico y Espacial (SOVEDAE), a la que me incorporé como MIEMBRO TITULAR, y llegué a integrar su Consejo Directivo, para 1974, siendo el Doctor Aníbal José Rueda, su Presidente, yo ocupé el cargo de Secretario General.
Ese mismo año, 1974, se reunió dicho Consejo Directivo y designó a su Presidente, el Doctor Aníbal José Rueda, para integrar la Comisión designada por el Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, para el estudio de las Alternativas sobre el Desarrollo de la Industria Aeronáutica de Venezuela. También, en el año 1974, la Asociación Latinoamericana de Derecho Aeronáutico y Espacial (ALADA) con sede en Buenos Aires-Argentina, reunió su Consejo Directivo en Ciudad de México y allí se designó al Doctor Aníbal José Rueda, Presidente de esa Asociación, considerada esta como un proyecto continental para el desarrollo de esa disciplina jurídica. El 8 de julio de 1974, gracias a la gestión del Presidente de ALADA, Doctor, Aníbal José Rueda, pude alcanzar la condición de MIEMBRO PLENARIO, de dicha Asociación.
En junio de 1975, alcancé la condición de MIEMBRO TITULAR del Instituto Venezolano de Derecho Aeronáutico y del Espacio y de la Aviación Comercial, con sede en Caracas. En el mes de abril de 1978, durante los días 5 al 7, participé en la Conferencia sobre Transporte Aéreo, auspiciada por la Universidad de Miami, celebrada dicha conferencia en la ciudad de Miami, Estado de la Florida, USA. En enero de 1979, alcancé la condición de MIEMBRO TITULAR del Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico y del Espacio, con sede en Madrid-España.
En mayo de 1979, participé en las IX Jornadas Latinoamericanas de Derecho Aeronáutico y Espacial, celebradas en la ciudad de Oranjestad, Territorio Insular, Aruba, Antillas Holandesas, allí conocí a Jean Louis Magdelenat, asistente del maestro Nicolás Mateesco Matte, profesor de la Universidad de Montreal, profesor invitado de la Universidad McGill y del Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Universidad de París, autor de la extraordinaria obra “Traité de Droit Aérien-Aeronautique”, texto de obligatoria consulta. Con el profesor Magdelenat, tuve oportunidad de documentarme, adquiriendo textos de su autoría sobre la disciplina jurídica que nos ocupaba.
Ese mismo año, 1979, habiendo iniciado investigación sobre la Hipoteca Aeronáutica, la misma sirvió de base para mi trabajo de ascenso, optando a la categoría de Profesor Agregado, cuyo título resultó ser “Comentarios sobre la Hipoteca Aeronáutica”. Este trabajo fue seleccionado por el Directorio de la Revista del Colegio de Abogados del estado Carabobo y publicado en la Revista N° 2, de aquel año.
A inicio del año 1981, viajé a Madrid, para investigar con el auxilio del profesor Enrique Mapelli y López, Director de las Tesis de Post-Grado de la Universidad Complutense de Madrid, y en ese entonces, además, Consultor Jurídico de IBERIA, estimulado por el Doctor Aníbal José Rueda, quien fue mi tutor para la Tesis “La Responsabilidad Civil Extracontractual, derivada de la Navegación Aérea”, con la cual aspiré al Título de Doctor en Derecho. Mucho recuerdo, de aquella investigación, los lineamientos alcanzados, de maestros como Jean-Pierre Tossi, autor de la obra “Responsabilite Aerienne”, para entender a cabalidad el interés del estudio de la responsabilidad aérea, así como entender a un Derecho Aéreo, cada vez más preocupado por las relaciones de Derecho Público que involucran intereses superiores a los de los particulares.
En octubre de ese mismo año 1981, viajé a Santo Domingo, República Dominicana, para participar en las XII Jornadas Iberoamericanas de Derecho Aeronáutico, y del Espacio, y de la Aviación Comercial, auspiciadas por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. En 1982, a mi regreso a Venezuela, pude culminar, con éxito, mis estudios relativos al Doctorado, discutiendo formalmente la tesis antes citada, en presencia de mi tutor, el Doctor Aníbal José Rueda, y con las formalidades de ley; el Jurado constituido, aprobó la tesis, otorgándole mención “Excelente”. Es justo reconocer a la Universidad de Carabobo, la cual en todo momento apoyó las iniciativas en las que me involucré, con la disciplina que me cautivó. Lo anterior formó parte de una faceta desarrollada a la par de mi inquietud por el Derecho Público, recordando que, en la docencia universitaria, ya había accedido a la Cátedra de Derecho Administrativo II (1974), a petición y bajo la orientación del profesor, Doctor Aníbal José Rueda, así como había ocurrido mi incorporación a la Cátedra de Principios de Derecho Público, bajo la Jefatura y orientación del profesor, Doctor Jorge Domínguez Nassar.
Iniciada en 1979, como antes quedó dicho, la carrera judicial del Doctor Aníbal José Rueda, y prácticamente al final de la misma, ejerciendo yo la Presidencia del Colegio de Abogados del estado Carabobo, tuve el honor de presentar (octubre de 1996) el texto “Recursos Revisables ante la Corte Suprema de Justicia, en Sala de Casación Civil”, en el Salón Centenario del Colegio de Abogados del estado Carabobo, dicho honor, me fue dado por los autores de esa obra, Doctores Aníbal José Rueda y Magaly Perretti de Parada, a quienes agradecí en su oportunidad, buscando corresponder al fino detalle, particularmente por mi vinculación con uno de los autores. La obra, en referencia, se constituyó en un valioso aporte para abogados y estudiantes, en la búsqueda de soluciones a muchas de las situaciones que pudieran presentarse en el noble ejercicio de la profesión de abogado. En el Prefacio de la obra, queda revelada la esperanza de los autores de motivar a los profesionales del Derecho a cumplir los mandamientos expresados en el precioso Decálogo de Couture, del que destaqué en aquella presentación, y ahora destaco, el principio VIII. TEN FE… “Ten fe en el Derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia como destino normal del Derecho, en la Paz como sustitutivo bondadoso de la Justicia…Y sobre todo ten fe en la LIBERTAD, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz”.
Respetado maestro, profesor, Doctor Aníbal José Rueda, recuerdo haberle preguntado, cuál de tantas tareas realizadas por usted, le ha dejado mayor satisfacción, a lo que me contestó, la universitaria, y en esta la docencia. Hoy pienso que para usted los verbos ESTUDIAR, APRENDER y ENSEÑAR, más que un conjunto conexo de palabras, significó y significa una pieza única de acción, para derrotar la ignorancia, para no aceptar que se nos venda como luz, lo que en realidad es oscuridad, o como justicia, lo que es una injusticia.
Respetando y guardando el origen y significado de la frase…”…y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (San Juan 8,32), que refiere en las enseñanzas de Jesús, la verdad de DIOS, pienso que, de alguna manera esta frase identifica el resultado de la acción de un maestro, porque alcanzar el conocimiento, alcanzar la verdad si nos hace libres, tiene ciertamente el poder de desatar todas nuestras ataduras humanas, que nos esclavizan, nos alienan, deprimen y entristecen, y…, dan significado a la libertad, como un derecho sagrado e imprescriptible que todos los seres humanos poseemos, la facultad de obrar según nuestra voluntad, eso sí respetando la ley y el derecho ajeno.
Si estas líneas, en honor a su persona, las iniciamos con LAO TSE…, “La Gratitud es la memoria del corazón” …, concluyámoslas con otra enseñanza, extraída del poema TAO-TE-KING de LAO-TSE, según interpretación de Roberto Pla, en el “LIBRO OCULTO DEL CAMINO” …, enseñanza que me permite identificarlo a usted…, cito: “Conozco tres cosas preciosas, estimo y conservo las tres. La primera de ellas es el AMOR, la segunda es la AUSTERIDAD, la tercera es la HUMILDAD. Con AMOR se puede ser valeroso. Con AUSTERIDAD se puede ser generoso. Con HUMILDAD se puede progresar. Si los hombres no sienten AMOR, no tienen móvil para la valentía. Si no tienen AUSTERIDAD, carecen de reservas para ser generosos. Si no son HUMILDES, no progresan porque no ven una meta por encima de sí. Y cuando llega la muerte, les domina el miedo, el dolor y la ignorancia” (fin de la cita). Queda claro que, en usted, maestro, se dan estas “Tres Cosas Preciosas”.
¡Gracias maestro, profesor, Doctor Aníbal José Rueda, por su valentía, para superar con AMOR lo que había que superar; gracias por su generosidad derivada de la sobriedad, de la AUSTERIDAD en su forma de obrar; y gracias por todo ese progreso que usted logró y permitió que otros también alcanzaran, ¡por su gran HUMILDAD!