El 7 de mayo de 1813 el Congreso #Neogranadino, tras larga resistencia, decidió autorizar a Bolívar para que invadiera a #Venezuela, que había regresado a manos de los realistas con la toma de #PuertoCabello y la prisión de Miranda.

Los jefes patriotas se hallaban entonces y desde la pérdida de la Primera República, unos en las Islas del #Caribe y otros en la provincia de Nueva Granada, de manera que, cuando Morillo y Piar emprendieron la invasión por el Oriente, desde la Isla de Trinidad, Bolívar lo hacía por Occidente desde la ciudad de Cúcuta.

Acompañado de Rafael Urdaneta, José Félix Ribas, Antonio Ricaurte, Atanasio Girardot, Luciano D'Eluyar y unos seiscientos soldados, Bolívar puso en fuga a los realistas, invadió a Mérida y luego a Trujillo donde lanzó su terrífico Decreto de Guerra a Muerte: "todo español que no conspire contra la tiranía, en favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido como enemigo y castigado como traidor a la patria y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas... Españoles y canarios, contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables".

Aquellas atrocidades de que hablaron las crónicas de la época, aún las escritas por españoles imparciales, estaban referidas a iniquidades, torturas y crímenes como la de cortar orejas, lenguas y narices a todos los habitantes de una aldea, a hombres a quienes se les desarrollaban las plantas de los pies y se les obligaba a andar sobre pedazos de vidrios.

El historiador Vicente Lecuna justifica el decreto en el sentido de que "fija para siempre a los defensores de la República bajo las banderas y contribuye a crear las virtudes militares en los ejércitos de Bolívar".

FUENTE: CRONOLOGÍA DE VENEZUELA DE AMÉRICO FERNÁNDEZ. Editora Boscán, Barquisimeto, Venezuela (1983)

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